domingo, 27 de octubre de 2013

Secretos - Cap 3

Me desperté lentamente, acurrucada con un osito de peluche de Ambar.
-¡Mierda! -Me quejé, y tiré el oso. Me vestí y volví a la cama junto con el móvil, Ambar seguía durmiendo pero yo no podía dormir más, por mucho que me encantase. Eran las 8:45, alguien tocó la puerta y me acerqué cuidadosamente. ¿Podría ser Niall?
Abrí la puerta silenciosamente y me asomé tímidamente.
-Niall -Susurré al verle, Dios, era perfectamente guapo.
-Chantelle. -Sonrió.- Pensaba que seguirías durmiendo.
-¿Cómo has averiguado el número de habitación? -Le abracé.
-Se lo pregunté a la señora de recepción. Pobrecita, ¿Sabías que se levanta a las seis?
-Dios, yo no podría hacer eso. -Susurré mordiéndome el labio inferior.
-Ya somos dos.
Sonreí, y le volví a abrazar. Cerré la puerta y salimos del edificio, al lado de éste había un hermoso campo de fútbol americano, aún era de noche así que no se veía mucho. Niall me enseñó una pelota de fútbol, las que conocía yo y fuimos al campo. Se la puso entre los pies y avanzó cuidadosamente para no perder la pelota, mientras yo reía de lo torpe que era. Corrí hacia él y se la robé corrí hacia el otro extremo del campo mientras Niall me seguía.
-¡Vamos! -Se quejó riendo- ¡No me dejes tan mal!
Chuté la pelota y me paré en seco yendo hacia él, éste hizo lo mismo. Me abrazó y me apoye en su pecho, era mucho más bajita que él, me besó en la frente lentamente mientras el sol asomaba tímidamente por el horizonte. Enterré mi cara en su pecho durante más de dos minutos, cuando me asomé para mirarle, nuestras rostros se iban aproximando, agarró mi barbilla y la arrimó hacia él mucho más de lo que ya estaba, nuestros labios se encontraron por fin. Y me besó lentamente, cuidadosamente y mágicamente... Todo era perfecto, incluso mis pies, puestos de puntillas para poder besarle.
Pasamos una tarde genial, besándonos, abrazándonos y enamorándonos más de lo que estábamos.
Pero él siempre con mucho cuidado de estar en lugares que no hubiese nadie, eso me olía raro, pero le amaba y confiaba plenamente en él.
Llegamos a la feria a las nueve de la noche, y lo primero que quise hacer fue coger un algodón de azúcar.
-¿Me das un poquito? -Me preguntó con cara de perrito mojado.
-No. -Reí yo.- Quítate la capucha de la sudadera. No hace ni frío.
-Confía en mí por favor.
-Sabes que lo aré. -Le susurré, dándole un beso en la mejilla.
-¿Quieres que te consiga algo? -Me preguntó señalando una de esos puestos que si aciertas disparando te dan un peluche.
-¡Quiero ese oso! -Exclamé.
-¿Y por qué no esa patatita? -Me preguntó riendo.- ¿No te parece mona?
-No. -Mentí esbozando una sonrisa.
-Ya veremos lo que te consigo. -Siguió riendo.
Y sí, exactamente me consiguió la patatita.
-Me gusta mucho, gracias. -Le dije.
-Denada -Dijo clavando su mirada en mí.- ¿Subimos a la noria?
-¡Vale! -Exclamé entusiasmada.- ¡Corre, corre!
Nos montamos en la noria, y después fuimos a dar un paseo. Agarró una rosa y me la dio.
-Dios, eres estúpidamente encantador. -Le susurré.
-Tú perfectamente perfecta. -Me besó en la mejilla.- ¿Lo sabías?
-Sí. -Le vacilé.
De repente pusieron una canción que me sonaba mucho.
-¡Esta canción le encanta a mi hermana! -Sonreí.- Se llama "The Story Of My Life". Es de ese grupo tan famoso. Los One Direction ¿Sabes? -A medida que iba hablando él se iba poniendo más blanco.- Su favorito se llama... Sí... Como se llama... El irlandés... -Paré en seco de hablar, y me quedé en una especie de estado de shock. Le miré aturdida y sus ojos se entristecieron.
-¿Por qué me lo has ocultado? -Dije entre sollozos, solté el peluche y me fui corriendo mientras lloraba, él me intentó calmar pero me perdió de vista... Y yo me perdí en la ciudad.

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